La Alcazaba: La más bella vigía del mar almeriense

Se alza orgullosa sobre un cerro aislado de Almería con vistas a la bahía, en una posición estratégica que a su vez permite admirarla desde cualquier punto de la ciudad. En sus paredes están escritos párrafos fundamentales de las páginas de Al-Andalus como conjunto defensivo medieval. Con sus 1.430 metros amurallados es la construcción árabe más extensa de España, tras la Alhambra. Cada piedra, fuente, árbol, torre o campana esperan ansiosas el encuentro con el viajero para “contarle” las hazañas de las que fueron testigos en primera persona a lo largo de sus mil años de historia.

El nacimiento de la Alcazaba tuvo lugar en el año 955, cuando Abd al-Rahman otorgó el rango de medina al núcleo de Almería, la que se convirtiera a pasos agigantados en tráfico marítimo más importante de Al-Andalus y el mejor mercado de la España musulmana de los puertos de occidente, atracando en su ensenada mercaderes procedentes de Egipto, Siria, Francia e Italia.

Erigida sobre unas antiguas ruinas, el Conjunto Monumental consta de dos recintos musulmanes y un tercero cristiano. Hasta la actualidad, ha sido objeto de varias reformas en los siglos XI, XII, XV y XVI. En 1940 comienzan los trabajos de restauración y adecuación para uso turístico. Patrimonio del Tesoro Artístico Nacional desde 1933, también ostenta títulos como el de Monumento Histórico-Artístico y Bien de Interés Cultural.

Recorrido con encanto hispano-árabe

La Puerta de la Justicia nos da la bienvenida a la fortaleza. Remodelada a principios del siglo XX esta protegida por la Torre de los Espejos. Según la tradición, en esta atalaya existía un conjunto de espejos cuya finalidad era la de hacer señales a los barcos que se acercaban al puerto y descubrir así al enemigo. Actualmente es usada como biblioteca.
Este primer complejo, de ascendencia islámica, fue decorado a principios del siglo XX con generosos jardines donde abundan setos, fuentecillas y árboles, como marco de espectáculos y uso turístico. Aunque, mirando hacia atrás, era una zona residencial a la que se abastecía de agua con un entramado hidráulico compuesto por un aljibe, un pozo de 60 metros de profundidad excavado en la roca y una noria cuyos restos perduran hasta hoy.
En el extremo más oriental del recinto nos asomamos a un majestuoso mirador, el Baluarte del Saliente, desde el que contemplar un paisaje que abarca desde la Almería actual hasta la muralla de Jairán, que atraviesa el Barranco de la Hoya desde la Alcazaba al cerro de San Cristóbal.
Avanzando nuestro recorrido hacia el segundo recinto, también de corte musulmán, nos topamos con el Muro de la Campana de la Vela, un lienzo de muralla que lo separa del primero. En él recordaremos el tañido de la Campana de Santa María de los Dolores como aviso del ataque de navíos enemigos, turnos de regadío, el cierre de las puertas de la fortificación o el toque de queda.

Segundo Recinto

Accedemos a él a través de dos torres situadas a cada extremo del muro, ambas adecuadas como espacios interpretativos. Estaba habitado por una ciudad palacial, con una mezquita, baños, aljibes y tiendas.
Hay que destacar el Aljibe Califal, en muy buen estado de conservación, como la ermita mudéjar conocida como Iglesia de San Juan, utilizada hoy día como Sala de Conferencias y Audiovisuales.
Gracias a la ambientación de una de las casas árabes conoceremos los entresijos de la forma de vida de la Almería islámica, así como la importancia del baño, no sólo como precepto religioso sino como punto de encuentro y conversación, en los denominados “baños de la tropa”. En el extremo norte de la muralla de este segundo complejo se asienta la Casa del Alcaide, levantada a comienzos del s. XX junto al Patio de los Nenúfares, que evoca a la Alhambra.

Tercer recinto

Tras cruzar las excavaciones que descubren más sobre el complejo palacial -En estos momentos se sigue trabajando con un sistema arqueológico actual- nos adentramos en el tercer recinto en el que, tras la toma de la ciudad en 1489, se edificó el Castillo Cristiano a petición de los Reyes Católicos como emblema del nuevo poder instaurado. Sus sillares conservan las marcas de los más de 25 canteros que participaron en la obra para cobrar su jornal.
Lo más destacado del conjunto lo completan un patio de armas, las torres de la Noria, la Pólvora y la del Homenaje. En la planta inferior de esta última se constituye la sala de exposiciones del Centro Andaluz de la Fotografía.

Para comer

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